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La formación de los dientes de leche ocurre a partir de la sexta semana de embarazo, y continúan su formación hasta que salen. Cualquier problema de salud de la madre o el bebé podría afectar en este proceso, por eso es tan importante mantener una buena alimentación y unos buenos hábitos durante el embarazo.
Los dientes definitivos empiezan a formarse poco antes del parto y terminan alrededor de los 3 años. Algunas enfermedades o medicaciones durante esta época pueden afectar.
La lactancia ¿qué debemos saber?
La lactancia materna es muy importante para el desarrollo de la boca del bebé:
- La succión del pecho es esencial para el correcto crecimiento y desarrollo de la boca.
- Los niños presentan menos problemas de maloclusión (mordida incorrecta) que los niños alimentados con biberón.
- La succión proporciona satisfacción, placer y seguridad.
- La leche materna contiene anticuerpos responsables de la defensa de su organismo.
Debemos recordar no obstante que la leche materna contiene lactosa, lo que la convierte en cariogénica, como el resto de azúcares que se ingieren.
Es recomendable la limpieza de la boca incluso cuando todavía no han salido los primeros dientes: una vez al día, aprovechando el momento del baño, utilizar una gasa húmeda o un dedal de silicona especializado y limpiar encías, lengua, interior de las mejillas y paladar. Además de la limpieza, conseguiremos también que el niño se acostumbre a que le limpiemos.
Si tras la erupción de los dientes de leche se prolonga la lactancia, la limpieza de los dientes es necesaria: utilizando también una gasa, el dedal de silicona o un cepillo dental para lactantes, mínimo dos veces al día.
Entre los 1-3 años la pasta dentífrica debería llevar 1000ppm de ion de flúor y colocar una cantidad como un grano de arroz.
El biberón
Debemos intentar que las tetinas sean lo más fisiológicas posibles, es decir, que tengan un flujo y una forma similar a los senos maternos para que el bebé realice la succión adecuada. Nunca añadir azúcar, miel, cereales u otros endulzantes. Productos como los zumos deben ofrecerse en taza y no en biberón .
A partir de la salida del primer diente de leche, debemos evitar el biberón nocturno, y si no es posible, limpiar después.
Su uso debe limitarse a los 12-18 meses de edad. A partir de esta edad se debe intentar beber todos los líquidos en taza.
El chupete
No se recomienda el uso del chupete, ya que la lactancia materna suple las necesidades de la fase oral (alimentación, satisfacción…).
Pese a esto, se han visto algunos beneficios de su uso controlado:
- Reduce la incidencia de la muerte súbita
- Calma dolor y ansiedad
En contraposición, su uso prolongado (más de 6 horas al día), tiene efectos perjudiciales para la posición de los dientes, pudiendo provocar mordidas abiertas (los dientes de delante no contactan) o cruzadas (los dientes superiores e inferiores pierden su paralelismo).
Dado que las malformaciones no llegan a producirse a nivel de hueso ni articulación, estas deformaciones serán reversibles siempre que se elimine el uso del chupete antes de los 2 años de edad.
Pese a que chuparse el dedo puede parecer un acto más natural, en realidad es bastante más peligroso que el chupete:
- El chupete es más fácilmente esterilizable.
- La superficie de los dedos es más dura, lo que eleva el riesgo de lesiones en la boca o en el propio dedo.
- Las alteraciones que provoca no son reversibles de manera espontánea y suelen requerir tratamientos de ortodoncia.
La erupción (salida de los dientes)
La salida de los dientes de leche empieza alrededor de los 6 meses y termina cerca de los 2.5-3 años. Pese a que hay unas edades establecidas para la erupción de cada diente, cierta variación puede ser normal en cada niño, pero este proceso debe ser supervisado por el odontopediatra.
Algunos síntomas normales de la salida de los dientes pueden ser:
- Inflamación y enrojecimiento de las encías
- Irritabilidad
- Babeo
- Necesidad de llevar objetos a la boca para aliviar la irritación
Pese a que es una creencia común, la salida de los dientes NO provoca fiebre.
Para aliviar estas molestias, los mordedores de goma fríos son un buen aliado. También existen en el mercado distintos geles para calmar la inflamación de las encías del bebé.